Zona Satelite!!

La Unión Deportiva Las Palmas y la Real Sociedad se vieron las caras en el partido que inauguraba el fútbol en LaLiga EA Sports este domingo, con motivo de la jornada 30 del campeonato, y que terminó con un resultado favorable al conjunto donostiarra, que sube a la octava plaza.

El Espanyol sorprendió en Vallecas el viernes con un escandaloso 0-4, el Alavés se impuso en un escenario de Champions como es Montilivi (0-1) y el Valencia asaltó el Santiago Bernabéu después de 17 años sin vencer (1-2). La presión era máxima para los insulares, que encaraban el difícil encuentro a cuatro puntos de la salvación e inmersos en una fatídica racha de resultados, todavía en busca del primer triunfo del 2025, lo que tiene a Diego Martínez en la cuerda floja.

Ambos acostumbran a tratar el balón con cariño y eso ofrecía una interesante batalla en el centro del campo. Hubo momentos para unos y para otros, aunque las áreas dictaron sentencia al inicio. Fábio Silva falló un mano a mano ante Álex Remiro, que se hizo grande, y los visitantes respondieron con el tanto de Mikel Oyarzabal (5'). El potente envío de Ander Barrenetxea fue rechazado por Dinko Horkaš, sustituto del lesionado Jasper Cillessen, y el internacional español cazó el rechace.
Sin gol no hay paraíso

El '7' de la Real Sociedad, autor del 0-1 en el Santiago Bernabéu y determinante este domingo, volvió a estrellarse con el arquero balcánico en una acción inmediata a la diana de su compañero. Las ocasiones seguían siendo bidireccionales y llegó el turno de Oliver McBurnie, incapaz de regatear al hombre de los guantes de acero, crecido tras sus destacadas intervenciones. Igor Zubeldia, lesionado, dejó su puesto a Jon Martín antes de que acabara la animadísima primera mitad.

"Cuando el día está que no, es que no", decía uno de los protagonistas de una serie española llamada 'Anclados'. Si bien era una ficción bastante pobre en todos los sentidos, nos dejó esa idea que encajaba perfectamente con la actuación de Silva. Y es que el ariete cedido por el Wolverhampton se vio frenado por el larguero en una jugada que arrancó en un saque de banda y que tuvo lugar poco después de haber hecho gala, otra vez, de su falta de puntería.
Crispación y nervios

Las Palmas, a la que le faltaba ese golpe de precisión a pesar de contar con jugadores de calidad en zona ofensiva, necesitaba cambiar algo. Si ya es difícil saber el qué, más todavía es el cómo. La única pregunta que podía aunar una respuesta común tenía que ver con el cuándo, y es que había apenas tres cuartos de hora por delante para ejecutar ese nuevo plan. No habían sido inferiores a su rival, salvo en algún tramo concreto, y estaban por debajo en el electrónico.

Los nervios aumentaron en el bando local y prueba de ello es que el público, algo impaciente, se quejaba con bastante frecuencia. El ruido era cada vez mayor y, sobre el terreno de juego, la situación tampoco mejoraba. El gran mazazo llegó a los 56 minutos por medio de Sergio Gómez. Con origen en el costado derecho, el esférico se desplazó al izquierdo y volvió al contrario para que el ex del Manchester City convirtiera el segundo.
Golpe de realidad

Barrenetxea, ahora asistente, se erigió como uno de los hombres destacados del encuentro. Aun así, Silva no se dio por vencido y se resarció mediante una brillante circulación que dio pie al chicharro de McBurnie, quien desconocía lo que era anotar en LaLiga. La alegría no duró mucho: en un nuevo saque de banda, Aramburu sacó, recibió el cuero de Kubo y lo colocó junto al palo para firmar un 1-3 letal en las aspiraciones de los amarillos. Y Horkaš acababa de salvar a los suyos frente a Marín.

Januzaj, que se reencontró con muchos de sus excompañeros, y Campaña entraron al verde como medidas de urgencia. Alguacil había elegido a la dupla formada por Take, a quien le anularon un exquisito gol, y a Óskarsson, quien estuvo cerca de convertir el cuarto. No fue necesario aumentar la renta, ya que los canarios se resignaron a sumar una dolorosa y dramática derrota que se interpreta como un lastre en el camino hacia la permanencia.