a12logggor-modified-1

Poesia= ¿Solo eso?

Iniciado por jm12, Ene 06, 2015, 21:37:48

Tema anterior - Siguiente tema

0 Miembros y 1 Visitante están viendo este tema.

jm12

Soneto de amor de Francisco de Quevedo


Si a una parte miraran solamente
vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran?
Y si a diversas partes no miraran,
se helaran el ocaso o el Oriente.

El mirar zambo y zurdo es delincuente;
vuestras luces izquierdas lo declaran,
pues con mira engañosa nos disparan
facinorosa luz, dulce y ardiente.

Lo que no miran ven, y son despojos
suyos cuantos los ven, y su conquista
da a l'alma tantos premios como enojos.

¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista
a que, siendo monarcas los dos ojos,
los llamase vizcondes de la vista?


  •  

jm12

#16
Poema picante de amor

Tú me gustas total, entera y toda,
no por el fuego de tu pelo húmedo,
ni por tus senos de canela tibia,
ni el pecado del ritmo de tu cadera.

Tú me gustas total, entera y toda,
no por tu boca tan intacta al beso,
ni por las llamaradas de tu carne
que se te está calcinando entre las venas.

Tú me gustas total, entera y toda,
no porque eres mía y no me perteneces,
ni porque la envidia de los demás la siento
como si se tratase de propia envidia.

Tú me gustas total, entera y toda,
no porque me la pase junto a ti
bebiéndome tu aliento, ni rumiando
los pedazos de amor que tú me tiras.

Tú me gustas total, entera y toda,
por ese olor a carne que tú tienes;
olor de carne de mujer que es tuyo,
porque nadie más huele así en la tierra.

  •  

jm12

Poema picante de amor

Envuélveme.....No temas.
Ante tu fuego vivo
mi carne se deslumbra,
y surge castamente
entre el temblor rosado
de mi liviano traje
para poder ser tuya.

¿No aspiras en el aire
una fragancia débil
que enerva y que conturba?
¿No sientes que tu aliento
se prende como un velo
de sombra en mi cintura?...
Ya ves que hasta mis ojos
en esta noche tienen
fulguración oscura,
y en tus rodillas firmes
mis manos se desgranan
como rosas maduras.
Y al enredar tus dedos
en mis cabellos claros
siento extraña frescura,
mientras caen tus besos
en mi boca sedienta
con la humedad fragante
que se raja una fruta.
Aspírame despacio....
Iniciaré mi entrega
sobre tu carne oscura,
y me alzaré del fuego
santificada y bella
como se alza del mármol
una estatua desnuda.
  •  

jm12

Poema de Antonio Machado

RECUERDOS INFANTL
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.

Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.

Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.

Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».

Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.


  •  

mencey59

Mi patria es una isla,
mi patria es una roca,
mi espíritu es isleño
como los riscos donde vi la aurora.

Nicolás Estévanez
Salud y larga vida
Para agradecer
  •  

jm12

Hoy tan denostada la nación Española, que traigo un poema de Bernardo López García


Oigo, patria, tu aflicción,
y escucho el triste concierto
que forman, tocando a muerto,
la campana y el cañón;
sobre tu invicto pendón
miro flotantes pendones,
y oigo alzarse a otras regiones
en estrofas funerarias,
de la iglesia las plegarias,
y del arte las canciones.

Lloras, porque te insultaron
los que su amor te ofrecieron
¡a ti, a quien siempre temieron
porque tu gloria admiraron;
a ti, por quien se inclinaron
los mundos de zona a zona;
a ti, soberbia matrona
que, libre de extraño yugo,
no has tenido más verdugo
que el peso de tu corona!

Doquiera la mente mía
sus alas rápidas lleva,
allí un sepulcro se eleva
contando tu valentía.
Desde la cumbre bravía
que el sol indio tornasola,
hasta el África, que inmola
sus hijos en torpe guerra,
¡no hay un puñado de tierra
sin una tumba española!

Tembló el orbe a tus legiones,
y de la espantada esfera
sujetaron la carrera
las garras de tus leones.
Nadie humilló tus pendones
ni te arrancó la victoria;
pues de tu gigante gloria
no cabe el rayo fecundo,
ni en los ámbitos del mundo,
ni en el libro de la historia.
Siempre en lucha desigual
cantan tu invicta arrogancia,
Sagunto, Cádiz, Numancia,
Zaragoza y San Marcial.

En tu suelo virginal
no arraigan extraños fueros;
porque, indómitos y fieros,
saben hacer sus vasallos
frenos para sus caballos
con los cetros extranjeros.

Y aún hubo en la tierra un hombre
que osó profanar tu manto.
¡Espacio falta a mi canto
para maldecir su nombre!
Sin que el recuerdo me asombre,
con ansia abriré la historia;
¡presta luz a mi memoria!
y el mundo y la patria, a coro,
oirán el himno sonoro
de tus recuerdos de gloria.

Aquel genio de ambición
que, en su delirio profundo,
cantando guerra, hizo al mundo
sepulcro de su nación,
hirió al ibero león
ansiando a España regir;
y no llegó a percibir,
ebrio de orgullo y poder,
que no puede esclavo ser,
pueblo que sabe morir.

¡Guerra! clamó ante el altar
el sacerdote con ira;
¡guerra! repitió la lira
con indómito cantar:
¡guerra! gritó al despertar
el pueblo que al mundo aterra;
y cuando en hispana tierra
pasos extraños se oyeron,
hasta las tumbas se abrieron
gritando: ¡Venganza y guerra!

La virgen, con patrio ardor,
ansiosa salta del lecho;
el niño bebe en su pecho
odio a muerte al invasor;
la madre mata su amor,
y, cuando calmado está,
grita al hijo que se va:
"¡Pues que la patria lo quiere,
lánzate al combate, y muere:
tu madre te vengará!"

Y suenan patrias canciones
cantando santos deberes;
y van roncas las mujeres
empujando los cañones;
al pie de libres pendones
el grito de patria zumba
y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra,
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba!

¡Mártires de la lealtad,
que del honor al arrullo
fuisteis de la patria orgullo
y honra de la humanidad,
¡en la tumba descansad!
que el valiente pueblo ibero
jura con rostro altanero
que, hasta que España sucumba,
no pisará vuestra tumba
la planta del extranjero!
  •  

jm12

¡Oh, triste coche viejo, que en mi memoria ruedas! 
¡Pueblo que en un recodo de mi alma te pierdes!
¡Lagrima grande y pura, lucero que te quedas,
temblando, en la colina, sobre los campos verdes!
Verde  el cielo profundo, despertaba el camino,
fresco y fragante del encanto de la hora;
cantaba un ruiseñor despierto, y el molino
rumiaba un son eterno, rosa frente a la aurora.
-Y en el alma, un recuerdo, una lágrima, una
mano alzando un visillo blanco al pasar un coche...
la calle de la víspera, azul bajo la luna
solitaria, los besos de la última noche....-
   ¿Oh, triste coche viejo, que en mi memoria ruedas!
¡Pueblo que en un recodo de mi alma te pierdes!
¡Lagrima grande y pura, lucero que te quedas,
temblando, en la colina, sobre los campos verdes!
  •  

jm12

                                       ECO  Juan Ramón Jiménez 

Yo estaba triste, y le aullaba
al campo del estío, loco.
Y resonó contra la ardiente roca roja,
que parecí un corazón salido,
mi voz, en laberintos temerosos
de un eco nunca oído. Y era
la roca, viva con mi grito,
un gran rostro frenético,
que me miraba alegre, y me escuchaba
alegre, y me respondía
alegre, espantosamente alegre 
  •  

jm12

Las ciudades sin ti no las recuerdo
Son las flores cerradas del mundo
Las ciudades sin ti no tienen nombre
Las ciudades sin ti no las recuerdo
La noche solitaria que parece
Tan sólo una tiniebla vagabunda
La noche en que no estás tiembla mi noche
Si el vacío me mira con tus ojos
Vale más el vacío que la vida
Si me mira el vacío con tus ojos
La noche en soledad corrompe sueños
La noche en que no estás tiembla mi noche

 

  •  

bood14

Cita de: jm12 en Mar 15, 2015,  14:10:06
Poema para la Córdoba la llana, y mujeres hermosas de ojos negros y de pelo azabache   

Paseando por tus calles,
me requiebran tus naranjos,
tu mezquita hermosa y enhiesta,
con ese olor a otros tiempos,
tiempos memorables ya pasados.
Poco más allá la judería,
por la que tantas veces me perdí
callejeando hasta encontrar la plaza perfecta,
para escribirte a ti mi bella ciudad, estos versos.
Córdoba cuna de guerreras gentes
y sabidurías claras; atiendes al extranjero,
y das cobijo a tu prójimo.
Cuna de culturas, de Sénecas,
Maimonides, Alhakenes, Duques de Rivas,
Góngoras y tantos otros que mi cabeza olvida.
Por tus calles me enamoré
y por tus calles encontré a mis musas,
y encontré a las más bellas gentes
que jamás yo conociera,
Córdoba, que mal o bien albergaste
a tres culturas amplias y bastas,
que mal o bien supieron convivir
y que mal o bien me han hecho
ser lo que soy,
un cordobés orgulloso de serlo.


ahi cordoba sultana y mora?
Si todos colaboramos, seguiremos creciendo
  •  

bood14

Cita de: jm12 en Mar 15, 2015,  14:25:36
Córdova la bella, llena de embrujo, califatos y reinos de visigodos, como el rey Leovigildo   

He cerrado los ojos, y aunque lejos
divisé tus iglesias, mezquitas, sinagogas;
con sus palmeras vi, mi barrio de niñez,
Albaicines, Alhambras y Sacromontes,
avisté desde él, más de una vez,
con su avenida y sus malas aceras,
barrio envejecido, pero jovial y con ganas,
mi barrio de juventud, con sus plazuelas,
amplias calles con aceras, colegios,
ahí, donde me fijé en las niñas locuelas,
barrio joven de edad, pero senil.

Luego han venido los paseos,
por calles céntricas judaicas
hasta la tranquilidad del pozo Cueto,
desde el lavatorio "Conquistador",
hasta mis alárabes oraciones,
para reencontrarme con mi viejo yo.
He bebido de tus fuentes y borracho
de tu cultura y tu saber, mis ojos
palmo a palmo han tocado tus casas
plateadas al brillo de Helio sobre la cal.

Al atardecer llegó a mis pies y a mis ojos
la cuadriculada Corredera,
a platicar me paré con la contorsionista
de Ambrosio de Morales,
al jardinero de San Lorenzo
le pedí el rosetón, anduve buscando
a la Carmela de San Cayetano,
a San Pedro, sus llaves, que dicen
del cielo tiene, fui a pedirle,
sin que supiese, que el cielo
es donde yo vivo.

Noche cerrada de nubes rojas, tabernera,
cuando mis pasos arrieros a Roma,
por el puente llevarme querían,
un tal Rafael me recordó donde vivo
y donde está el cielo y tras mis pasos volví
para refrescarme con un buen vino blanco,
acompañado de pan, mojado en aceite,
que con su pura y cierta claridad
me despertó, "y me mostró mi libertad,
y la de tus lomas".


de la tierra de julio romero pintor de la musa gitana.../...?
Si todos colaboramos, seguiremos creciendo
  •  

jm12

#26
Poema de Fray Luis de León

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruïdo,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado!

No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado;
si, en busca deste viento,
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

¡Oh monte, oh fuente, oh río,!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.

Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego, sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.

El aire del huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruïdo
que del oro y del cetro pone olvido.

Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.

vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

Y luego, sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.

El aire del huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruïdo
que del oro y del cetro pone olvido.

Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.

A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.
  •  

mencey59

Esta oda me trae recuerdos del bachillerato. ¡Que tiempos! Yo no se ahora como va, pero en mi época leíamos muchas poesías, poemas, versos de Fray Luis, de Machado, de Lorca, de Góngora, de Quevedo, etc... al principio, era un rollo... pero cuando le cogías el gusto era muy interesante. Saludos.   [ok]
Salud y larga vida
Para agradecer
  •  

jm12


LA ROSA AZUL de Juan Ramón Jiménez

¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía!
Se me torna celeste la mano, me contagio de otra poesía
Y las rosas de olor, que pongo como ella las ponía, exaltan su color;
y los bellos cojínes, que pongo como ella los ponía, florecen sus jardines;
Y si pongo mi mano -como ella la ponía- en el negro piano,
surge como en un piano muy lejano, mas honda la diaria melodía.

¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía!
me inclino a los cristales del balcón, con un gesto de ella
y parece que el pobre corazón no está solo.
Miro al jardín de la tarde, como ella,
y el suspiro y la estrella se funden en romántica armonía.

¡Que goce triste este de hacer todas las cosas como ella las hacía!
Dolorido y con flores, voy, como un héroe de poesía mía.
Por los desiertos corredores que despertaba ella con su blanco paso,
y mis pies son de raso -¡oh! Ausencia hueca y fría!-
y mis pisadas dejan resplandores.

  •  

jm12

IBA TOCANDO MI FLAUTA de Juan Ramón Jiménez

Iba tocando mi flauta
a lo largo de la orilla;
y la orilla era un reguero
de amarillas margaritas.

El campo cristaleaba
tras el temblor de la brisa;
para escucharme mejor
el agua se detenía.

Notas van y notas vienen,
la tarde fragante y lírica
iba, a compás de mi música,
dorando sus fantasías,

y a mi alrededor volaba,
en el agua y en la brisa,
un enjambre doble de
mariposas amarillas.

La ladera era de miel,
de oro encendido la viña,
de oro vago el raso leve
del jaral de flores níveas;

allá donde el claro arroyo
da en el río, se entreabría
un ocaso de esplendores
sobre el agua vespertina...

Mi flauta con sol lloraba
a lo largo de la orilla;
atrás quedaba un reguero
de amarillas margaritas...
  •  

Powered by EzPortal