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Iniciado por papo1, Dic 28, 2020, 16:53:34

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TRUCOS Y CONSEJOS PARA DISFRUTAR DE LA PLAYA MÁS CARIBEÑA DE GALICIA
El archipiélago de las Cíes es la alternativa más natural y salvaje de las populosas Rías Baixas.
Foto Alex Newsletter
José Alejandro Adamuz
Periodista de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 06 DE JULIO DE 2024


CÓMO LLEGAR A PLAYA DE RODAS
Llegando con alguno de los barcos que operan las navieras de Vigo, Cangas y Baiona, el mar se va volviendo cada vez más cristalino y en el horizonte aparece el blanco resplandeciente de la arena. Se entiende el acierto de los romanos al llamarlas como Las Islas de los Dioses. Recibe el adjetivo de caribeña sin complejo alguno de los lugareños. Efectivamente, el color esmeralda es el mismo, aunque el mar aquí es menos cálido que el del Caribe y en lugar de palmeras, hay pinos.

 
https://www.youtube.com/watch?v=tI7LVD-OwAU

Siete de las playas más bonitas de Galicia
Todo un panorama natural que forma parte del Parque Nacional de las Illas Atlánticas y que para poder visitar requiere de la autorización oportuna emitida por parte de la Xunta de Galicia. Para conservar el corazón del Parque Nacional de las Islas Atlánticas, las visitas están limitadas en temporada alta a 1.600-1.800 personas por día (mientras que el cupo máximo de visitantes en temporada baja es de 250-450 personas). Por ello, hay que obtener una autorización que se tramita hasta con dos meses de antelación, junto a un billete de transporte en una naviera autorizada.

 
UNA PLAYA-PUENTE
El desembarco se hace en la playa de Rodas, un ismo paradisiaco que une las islas Monte Faro y Monteagudo. En el extremo sur del arenal, las vistas a la cercana isla de San Martiño son perfectas, así como a la costa gallega, a la ría e incluso a la ciudad de Vigo. En el centro, se divisa el lago de los Nenos, una pequeña albufera con dunas que se formó con los sedimentos que también dieron lugar a la playa. Es el hogar en el que las tortugas suelen enterrar sus huevos.



QUÉ HACER EN LA PLAYA DE RODAS
Las Islas Cíes tienen otras ocho playas además de la playa de Rodas, repartidas en las tres islas que conforman el archipiélago. Playa de Nosa Señora o la nudista Playa de Figueiras son igualmente paraísos playeros. Pero las Islas Cíes es mucho más que pasarse el día tumbado al sol. Hay que aventurarse por la isla principal y recorrer sus lugares más especiales. Como mínimo, hay que encontrar tiempo para subir hasta el faro, construido en 1853, para disfrutar de unas vistas privilegiadas. La ascensión al alto del Príncipe regala más vistas, estas de la costa de barlovento y Rodas. Los aficionados al submarinismo también disfrutarán de sus vistas: un espectáculo de luminosos corales en los que abunda la fauna marina.



¿SE PUEDE DORMIR EN CÍES?
Sí, aunque sólo entre los meses de mayo y septiembre. El Cámping Islas Cíes es la única opción disponible. Es el propio camping quien tramitará la autorización administrativa de visita precisa para las fechas reservadas. Para dormir, hay dos opciones, o bien llevar la tienda de campaña propia o alquilar alguna de las que tienen disponibles, que incluyen colchón y somier, aunque sin ropa de cama. Puede sonar muy castrense, pero el atardecer y los cielos nocturnos son toda una fantasía.


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LA PISCINA NATURAL MÁS EMBRUJADA DEL INTERIOR DE GIRONA
En un entorno idílico de la provincia de Girona se esconde el Gorg de la Malatosca, una balsa con cascada, rodeada de bosques y leyendas.
Asun Luján

Periodista Redactora Senior de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 08 DE JULIO DE 2024


En un rincón escondido del interior de Girona brota una poza llena de magia. Es el Gorg de la Malatosca, una balsa que surge tras un salto de agua que se precipita con timidez entre los bosques y rocas del término de Sant Joan de les Abadesses.� �Esta población de la comarca del Ripollès, que creció alrededor de su antiguo monasterio, se emplaza en una zona ríos y arroyos, justo en la confluencia del río Ter y la riera de Arçamana, entre Camprodón y Ripoll, otras históricas localidades del interior gerundense.


Gorg de la Malatosca
UN ESCONDITE MÁGICO
El Gorg de Malatosca es uno de los secretos naturales de Sant Joan de les Abadesses. Esta poza con cascada y rodeada de naturaleza cuenta además con su propia leyenda relacionada con hechiceras. Se cuenta que este lugar era un escondrijo de seres mágicos y que a su alrededor se reunían las brujas para sus rituales. Una de ellas se puso de parto y pidió ayuda a una comadrona a la que pagó con lentejas. Cuando se fue, la partera, disgustada, las tiró al fondo del río Ter. Al día siguiente, la comadrona encontró una de las lentejas pegadas a su delantal y por sorpresa vio que se había convertido en oro. Por esta leyenda, esta poza natural también toma el nombre del Gorg de las Brujas.



ENTRE VACAS Y CARBÓN
La mejor forma de llegar al Gorg de la Malatosca, que toma el nombre del valle en el que se halla, es siguiendo entre praderas la Ruta del Hierro y el Carbón. El itinerario, que arranca de la antigua estación de tren de Sant Joan de les Abadesses, es una vía verde que en abarca 8,5 km uniendo esta población con Ripoll. La ruta avanza al inicio por la carretera de Ogassa, donde discurre suavemente entre los prados verdes del valle de Malatoca. El sendero zigzageante dibuja un leve descenso, pero siempre con un nivel accesible para realizar tanto a pie como en bicicleta. No tardan en verse los rótulos de madera que indican en paraje de la poza natural, de cuya belleza se puede disfrutar en un excursión de poco más de 30 minutos, ida y vuelva, que abarca unos 3 km y cruza un par de puentes sobre el río Ter.



Sant Joan de les Abadesses

EL PAISAJE DE LA POZA NATURAL
El Malatosca es un afluente del río Ter que nace en la sierra Cavallera y da nombre al valle por el que discurre y también a esta poza natural. El sonido de la caída de agua sirve de GPS para guiarnos a este rincón accesible, pero escondido entre la vegetación, que poco a poco irá desvelándose ante nosotros. El Gorg de Malatosca está rodeado por una vegetación frondosa que hace aún más seductora la poza y su cascada. Desde la explanada situada en su base se puede ver en la zona alta del salto el antiguo molino. El paraje tiene cerca mesas de madera para disfrutar de un pícnic con vistas a la balsa. En verano recibe más excursionistas que se acercan a refrescarse en sus aguas., mientras el paseo el resto del año es más tranquilo y bucólico, destacando el otoño cuando los bosques se visten de tonos ocres y los caminos con musgos esconden setas.




SANT JOAN DE LES ABADESSES
Este precioso pueblo del valle del Ter, emplazado a los pies del Parque Natural de las Cabeceras del Ter y del Fresser, mantiene su origen medieval, con un trazado sinuoso y con casas de piedra. En su paseo destacan su Puente de Piedra medieval, el Palacio de la Abadía y el monasterio, su joya románica. El llamado Molí Petit, un antiguo molino de harina, alberga un centro de interpretación de los molinos hidráulicos y del ecosistema fluvial de la zona.


EN LA RUTA DEL ROMÁNICO
Pero sin duda es el monasterio de Sant Joan de les Abadesses la joya de la corona de esta población. Sus raíces se pierden en el siglo IX cuando fue fundado por el conde Guifré «el Pelós» en el año 885. Lo que hoy se contempla se remonta al siglo XII. Hasta el año 945 fue el único monasterio femenino de los condados catalanes. De sobrio interior románico, el Santísimo Misterio, una pieza tallada em madera en el siglo XIII, es la obra más importante que guarda el interior del templo.


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EL JARDÍN DE LLORET QUE VISITARÁN LA PRINCESA LEONOR Y LA INFANTA SOFÍA
Más que un espacio verde, los jardines de Santa Clotilde conforman un parque monumental repleto de esculturas naturales y miradores al Mediterráneo.

Javier Zori del Amo
Director de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 09 DE JULIO DE 2024

No sería una exageración decir que, 105 años después, los jardines de Santa Clotilde ponen la guinda a más de un siglo de monumentalidad. O, al menos, ven caminar por ellos a la Realeza, encarnada en este caso por S.A.R. Leonor de Borbón, Princesa de Asturias en calidad, además, de Princesa de Girona. Este cargo es el que le trae a ella y a su hermana, S.A.R. Sofía de Borbón, a Lloret de Mar este 10 de julio, donde harán entrega de los premios Princesa de Girona.

 

Antes de este acto, que tendrá lugar en el Palacio de Congresos Costa Brava de Lloret de Mar, se producirá un encuentro con jóvenes participantes en los diferentes programas de la Fundación Princesa de Girona en el oasis más distinguido de esta localidad. Un pulmón verde que reabrió al público hace más de una década como parque monumental y que recibe anualmente a más de 100.000 visitantes.

 
Pero, más allá de ser una sucesión de avenidas florales y balcones frente al mar, estos jardines son un testigo vivo de la historia más reciente de Lloret. Su dueño, el Marqués de Roviralta, quien se había enriquecido gracias a un laboratorio de glicina, apostó por comprar una finca vitivinícola que había sido arrasada por la filoxera. Para elló, confió en el joven arquitecto Nicolau Maria Rubió i Tudur para crear un jardín renacentista de inspiración italiana en el que primaran las plantas mediterráneas con pinos, tilos, alberos y pitosporos ofreciendo sus sombras.

 

El resultado es un conjunto de terrazas, plazas y laderas excepcionalmente cuidadas que recibe al viajero con una pequeña avenida de cipreses, símbolo de hospitalidad, un valor que caracterizó la vida del Marqués, quien acostumbraba a invitar a merendar a los niños de Lloret cada 6 de enero. Pero esto es solo el comienzo. En los 26.830 m2 de jardines con vistas al mar, Santa Clotilde reparte sus teselas vegetales en diferentes niveles, dando a lugar a hermosas escalinatas decoradas con hiedras que le dan un toque inglés y salvaje a este elemento arquitectónico.


La más característica de todas es la Escalera de las Sirenas, bautizada así por estar flanqueada por unas esculturas de bronce de María Llimona en las que están representadas estas figuras mitológicas, en este caso con dos colas. Un rincón fotogénico que preludia las escenografías que vienen después.

 

Y es que los Jardines de Santa Clotilde, llamados así en honor de la primera esposa del Marqués –fallecida a una temprana edad–, son un maridaje perfecto de arquitectura, paisajismo y botánica. Como muestra, los diferentes miradores que combinan las finas líneas renacentistas con un horizonte protagonizado por la inconfundible estampa de la Costa Brava: acantilados, pinos equilibristas y, en ocasiones, alguna playa furtiva y tranquila.


 

 
En otros puntos la mano humana resulta menos sutil. Es el caso de la cascada artificial que brota a los pies de la casa del Marqués, construida en 1928 y cuya propiedad y uso sigue siendo privado. O el de las pérgolas techadas con glicinias que durante la primavera dibujan un túnel de color. O el del nuevo anfiteatro de inspiración clásica que se inaugurará a finales de verano. O el de los diferentes bustos y esculturas que salpican el resto del recorrido y que emulan a los de los grandes palacios Reales europeos. Eso sí, ninguno cuenta con el aroma a salitre y a influencia mediterránea tan salvaje y tan pura como este.


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LA ERMITA DE MÁRMOL QUE LOS TEMPLARIOS ESCONDIERON EN UN BOSQUE DE GALICIA
El término lucense de O Incio da cobijo entre sus bosques a la iglesia de San Pedro Fiz, cerca de un paraje con cascada que toma su nombre.

Asun Luján
Periodista Redactora Senior de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 10 DE JULIO DE 2024


En un remoto paraje de la comarca de Sarriá, en la montaña lucense, se halla la iglesia de San Pedro Fiz, considerada «la única de mármol» de España, que fue erigida con una combinación de este material y piedra caliza extraídas en la zona. Silenciosa junto a un castaño centenario, el pequeño templo se ubica a unos 700 metros de altura en el municipio de O Incio, más concretamente en la minúscula Hospital do Incio, aldea rozada por las montañas de O Courel, cuya visita en medio de la nada traslada de inmediato a tiempos lejanos. La iglesia está declarada Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España.

ORIGEN TEMPLARIO
La iglesia de San Pedro Fiz que hoy se contemplar fue en origen construida en el siglo XII sobre un templo anterior, utilizando el mármol azulado de las canteras cercanas, el singular material pétreo que abundaba en la zona. Como no podía ser de otro modo, las leyendas acechan a este paraje ceñido por montañas, donde se afirma que «fue el mismo diablo el que erigió el templo en una sola noche». Puede que esto sea una simple fantasía, pero el origen real de San Pedro Fiz es igualmente legendario, ya que el edificio fue creado por monjes de la orden templaria de San Juan de Jerusalén o de Malta, cuyo símbolo, la cruz cuadrada, decora varios rincones del monumento.

 

El conjunto fue adquirido en el siglo XVI por lo señores de Quiroga para ser usado como panteón. En su interior aún se guarda la tumba de uno de sus miembros: el comendador fray Álvaro de Quiroga. La Orden de los Caballeros de Malta dejaron su huella en otros monumentos de esta zona de Lugo, como son la iglesia de San Juan en Portomarín, al norte de San Pedro Fiz, o el castillo de la encomienda en Quiroga, al sur.


UN TEMPLO PROTECTOR
San Pedro Fiz (Félix) es una pequeña iglesia de estilo románico que en origen formaba parte de un conjunto amurallado con edificios como hospedería y hospital, creados en el siglo XII para asistir a los peregrinos que transitaban por estos parajes aislados de las montañas gallegas. El lugar ejercía la labor de acogida y hospitalaria base de esta orden religiosa, cubriendo la variante de la Ruta Jacobea a Compostela que unía A Pobra de Brollón, en el Camino de Invierno, con Samos, en el Francés. La ermita permitía la oración a la vez que daba protección a los caminantes, que a menudo sufrían ataques de ladrones y maleantes. El recinto estaba entonces amurallado, donde se erigían varias torres atalayas adosadas al muro, como la que hoy exenta de la iglesia hace las funciones de campanario.



LEGADO ROMÁNICO RURAL
El acceso principal al templo se realiza por una arcada románica esculpida con cuatro arquivoltas con capiteles vegetales y una cruz de Malta en el tímpano adintelado. Existen otras dos entradas laterales, una con porche y también marcada con el símbolo de los caballeros de Jerusalén. Pero donde más se aprecia la huella de este estilo es en el interior. Según las luces y sombras que se filtran por las escuetas aberturas, los reflejos del mármol azulado cobran más vida y crean una atmósfera de tintes irreales.

 

Además de la tumba de fray Quiroga, enmarcada por un arco gótico y con el personaje representado con una espada en sus manos, se pueden contemplar capiteles de ese estilo, el altar en piedra, una talla de la Virgen que data del siglo XIV, otra de Cristo del XIII y una singular crucifixión en piedra que se cree se remonta a época paleocristiana, y que se halló enterrada bajo el prebisterio durante una restauración en 1986. La imagen muestra dos caras sobre los brazos, representando la Luna y el Sol, y otras figuras debajo, uno en reverencia y otro orando.



EN UN PARAJE BUCÓLICO
La iglesia de San Pedro Fiz se localiza en un entorno de gran belleza natural, entre arroyos y riachuelos rodeados por frondosos bosques de ribera y castañares. En ese escenario el caminante se topa con sorpresas, como la homónima cascada de San Pedro Fiz que cae como un velo de agua en una poza transparente.


San Pedro Fiz
La visita a San Pedro Fiz puede continuar descubriendo otros encantos de la zona como la escueta aldea de A Ferreira, también en el municipio de O Incio, hacia las puertas de la Ribeira Sacra. Este pueblo de casas de piedra y arroyos de aguas ferruginosas contaba con pequeñas fraguas artesanas y talleres de madera. El enclave, catalogado como Conjunto Etnográfico y Arquitectónico de Galicia, es una etapa de la Ruta do Ferro que discurre por estos municipios de la provincia de Lugo, ensalzando su pasado minero.

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EL LAGO MÁS CLARO DEL PLANETA
De aguas turquesas y rodeado de vegetación, es una de las sorpresas más desconocidas de Sulawesi Central.

Meritxell Batlle Cardona
Redactora de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 11 DE JULIO DE 2024


Paisu pok significa agua negra u oscura. Sin embargo, a este espectacular lago de Indonesia se le conoce como el más transparente del mundo. La imagen es reveladora: de cerca, las barcas se reflejan en el agua como si de un espejo se tratara. Entonces, ¿por qué su nombre indica todo lo contrario? Algunos cuentan que el lago estaba cubierto de árboles y era un lugar que utilizaban los aldeanos para deshacerse de los restos de coco. Permaneció en la sombra hasta que un grupo de jóvenes del pueblo se dedicó a limpiarlo, convirtiéndolo en un destino en sí mismo que hoy cuenta con varias cabañas alrededor y dos pequeños muelles. Otros explican que el nombre en indonesio se debe a que, desde lejos, el lago parece una mancha oscura.
 

Emplazado en la isla Peleng, en en archipiélago de Banggi, es uno de esos tesoros naturales que no se alcanza fácilmente. Para llegar, hay que tomar varios vuelos hasta Luwuk, con escala a Makassar (Sulawesi), taxi, transbordador y moto. Después, desde el parking, hay que caminar unos diez minutos.

 

Una vez allí, la transparencia del agua permite observar las ramas ancladas en el fondo. Este remanso de paz rodeado de palmeras se puede recorrer en barca, canoa, tabla de paddlesurf e incluso nadando o buceando. Desde esta belleza natural de Sulawesi Central, también se puede visitar la playa de Poganda.





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LOS PILONES, LA PISCINA NATURAL DE CÁCERES CONOCIDA POR SUS 'MARMITAS' GIGANTES
Tras una ruta fácil de 3km entre castaños y helechos se llega a este paraíso del Valle del Jerte que ya es todo un 'must' del verano extremeño.
Foto MC
Mari Carmen Duarte
Colaboradora de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 12 DE JULIO DE 2024


En la Reserva de la Garganta de los Infiernos, en el famoso Valle del Jerte, se esconde un secreto a voces que cada verano recibe la visita de cuantos lo conocen a su alrededor. Se trata de la piscina natural de Los Pilones, en el norte de la provincia de Cáceres, formada no por una, sino por trece pozas que se formaron por la erosión de la piedra granítica bajo el paso del río Jerte. Para acceder, existen dos senderos de más o menos la misma distancia, uno desde el pueblo de Jerte y otro desde la entrada de la reserva natural, entre Cabezuela del Valle y Jerte.


 
Los Pilones

De las montañas extremeñas desciende el Jerte, dibujando un paisaje a su paso de belleza natural. Entre aguas cristalinas, rocas graníticas y vegetación abundante se adivina un hermoso valle Bien de Interés Cultural que atrae la atención de multitud de visitantes a diario, pero sobre todo durante la época de calor. Jerte, que viene del árabe 'xerit', significa cristalino y estrecho, lo que define muy bien a este río y a esta región. Los saltos de agua, los pequeños lagos y las piscinas naturales ofrecen alivio en el verano, y uno de los lugares más frecuentados es Los Pilones.

Las también conocidas como Marmitas de Gigante por las impresionantes bañeras que dibuja en la roca granítica el río Jerte, tienen piedras lisas donde tumbarse a tomar el sol, pero también una agradable sombra para combatir las temperaturas y numerosas charcas para decidirse a darse un baño. Para llegar al lugar, es necesario hacer un camino de al menos 3km, ya que no hay acceso en coche.


Los Pilones

La mejor forma para llegar es aparcar en el Centro de Interpretación de la Reserva Natural, desde donde da inicio la Ruta de los Pilones, una de las más famosas del Jerte. Señalizada con líneas verdes y blancas, este trayecto de casi una hora no tiene apenas dificultad, con lo cual es perfecto para realizar con niños. Los helechos, los cerezos y los castaños acompañarán durante todo el camino, y en el resto de estaciones del año, ofrecerán un paisaje distinto que también merece la pena ver.

Pasado un puente de madera y tras subir unas pequeñas escaleras de roca, se abren a la vista las piscinas de Los Pilones. Cada una de ellas se conecta con las demás y, a la vez, son independientes, con lo cual nunca les falta agua, e incluso algunas de ellas forman pequeños toboganes que hacen las delicias de los más pequeños.



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LA RÍA DE ASTURIAS CON CEMENTERIO QUE SE CONVIERTE EN PISCINA NATURAL
Las mareas del cantábrico modelan diariamente uno de los paisajes litorales más bellos del cantábrico.
Foto Alex Newsletter
José Alejandro Adamuz
Periodista de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 13 DE JULIO DE 2024


UNA GEOGRAFÍA MARAVILLOSA
El litoral de la parroquia de Barro se encuentra dentro de esa especie de etiqueta de excelencia paisajística que es el Paisaje Protegido de la Costa Oriental de Asturias, entre Ribadeo y Llanes. En la zona se encuentran varias de las mejores playas asturianas y, de rebote, la ensenada de Barro (o de Niembru). Aquí es donde el río Calabres desemboca en el mar Cantábrico, formando un bello estuario ramificado de origen kárstico. El estuario se abre al mar entre Punta Boriza y Punta Ladrona con una anchura de 40 metros. La ensenada interior es accesible para barcos pequeños a través de un canal zigzagueante de 600 metros de longitud que aún hoy en día sigue funcionando como puerto natural.
 
https://www.youtube.com/watch?v=0eOk3d0DVMU
Las playas más bonitas de Asturias

CANAL DE NADO O PISCINA NATURAL
La ría late cambiante según el eterno ritmo de las mareas. Con la marea alta, se transforma en un lago de agua salada donde se puede nadar entre pequeñas embarcaciones, rodeados por el verdor del paisaje: bañarse y disfrutar a la vez de la vista de los Picos de Europa de fondo es una posibilidad extraordinaria. En cambio, cuando llega la marea baja, la ría se puede recorrer a pie por el arenal, convertido en un oasis tranquilo, salpicado por pequeñas piscinas naturales y pozas hasta llegar al mar. En uno u otro momento, siempre los atardeceres, enmarcando el paisaje.


LA IGLESIA Y EL CEMENTERIO DE NIEMBRO
Justo a un lado de la ría se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, construida entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Aparece como la proa de un barco sobre la ensenada donde reinan las mareas del cantábrico. Su potencia escénica ha sido un imán para el equipo de localizaciones de multitud de producciones cinematográficas, como La señora o El abuelo, por ejemplo. Mejor verla con la pleamar, desde la carretera que viene de Barru, cuando la crecida del mar la convierte en una isla.



PLAYA DE TORIMBIA
En el lado oriental opuesto a la ría, la playa de Torimbia se convierte en el satélite perfecto para toda visita a la ría de Niembro. Como si un enorme prado quisiera convertirse en playa, cambiando su verde por el azul del mar y su olor de hierba por el de salitre. Así parecen quererlo los acantilados de suave declive que resguardan este mítico arenal del nudismo asturiano de los años 60.  Al llegar a la zona de aparcamiento, es imprescindible detenerse para disfrutar de las vistas que fascinaron al director José Luis Garci, quien escogió este lugar para rodar escenas de su película El abuelo. Es una playa cómoda y fácil, sin saltos en la entrada del mar, para disfrutar de un baño natural en familia.


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LA PISCINA NATURAL DEL PAÍS VASCO QUE APARECE Y DESAPARECE
Solo es accesible su baño unas pocas horas al día, cuando llega la marea alta.
Foto Alex Newsletter
José Alejandro Adamuz
Periodista de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 16 DE JULIO DE 2024

Pocas ciudades pueden sacar pecho de tener una isla del tesoro al modo de un satélite, pero San Sebastián es una de ellas. La Isla de Santa Clara cuenta con una historia de lo más fascinante que la ha llevado de ser una antigua leprosería a convertirse en la actualidad en un oasis natural y de calma de San Sebastián, declarada como Centro Histórico de Interés Nacional. Además, dada su ubicación en la entrada de la bahía, protege a la playa de La Concha y de Ondarreta de los fuertes oleajes.


La playa de Santa Clara es  pequeña, pero muy especial debido a su orientación. Al menos, es de esas curiosidades geográficas que llaman la atención, porque la playa de la Isla de Santa Clara es la única de Euskadi que mira al sur. Aparece, además, solo con la marea baja. Pero no hay que preocuparse si no se controla el ritmo de las mareas para cuando se planee ir a la Isla de Santa Clara, pues cuando la marea es alta, de lo que entonces se puede disfrutar es de una de las piscinas naturales más bellas de todo el País Vasco. Entonces, un muro de piedra rodeado de mar contiene en su interior las aguas para hacer las delicias de los más pequeños en la piscina de fondo arenoso.

Pero no solo playa, la isla tiene un faro reconvertido en objeto de arte, una muestra del fabuloso flysch del geoparque de la costa vasca y diversos miradores naturales a los que se puede llegar gracias a tres recorridos señalizados y desde los que se puede disfrutar de una buena panorámica de la ciudad.



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LA PISCINA NATURAL DEL INTERIOR DE VALÈNCIA QUE SE OCULTA ENTRE CUEVAS Y BAJO UNA CASCADA
La comarca valenciana del Canal de Navarrés da cobijo en el pueblo de Chella a una cascada por la que se precipita el río Sallent.

Asun Luján
Periodista Redactora Senior de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 16 DE JULIO DE 2024

El Salto del Chella y el paraje natural que lo envuelve se localizan en la comarca valenciana del Canal de Navarrès, a menos de 3 km de una excursión desde el pueblo del que toma su nombre y a una veintena de kilómetros de la localidad de Xàtiva.


Chella

CAMINATA AL SALTO DEL CHELLA
La ruta al Salto de Chella es la excursión más emblemática de las que se proponen en el municipio valenciano. Con una distancia de unos 2,5 km y dificultad baja, la caminata que tiene una duración de unos 40 minutos (ida y vuelta) acerca a este rincón a las afueras del pueblo, que disfruta de un microclima que da origen a una cascada de 25 metros de caída que se desliza desde una altura de 253 metros de alto sobre el nivel del mar. El río Sellent que llega a Chella nutre este salto de agua que bien merece una caminata. El paraje cuenta con un mirador en la parte alta que regala una imagen panorámica del lugar, mientras junto al lecho se admira la piscina natural que forman y la cascada precipitándose desde la colina.



Chella

VISTAS DE ALTURA
A las afueras del pequeño pueblo de Chella se ven las indicaciones a distintos parajes de interés natural. Entre estos se halla el mirador de El Salto al que se llega siguiendo el PR-CV 113, un sendero de pequeño recorrido de la comunidad autónoma valenciana. En este rincón, el río Sallent, afluente del Júcar, crea una cascada y poza de agua con gran riqueza vegetal a su alrededor. De fácil acceso, el sendero incluye unas escalinatas que llevan a la parte alta de la cascada. Desde esta atalaya se desciende fácilmente a la piscina natural que en verano invita a darse un placentero chapuzón. En el pasado este rincón fluvial de los alrededores de Chella vivió una época dorada al ser fuente de energía a fábricas de papel, molinos de agua y centro de luz que la  suministraban a las poblaciones de los alrededores.



Los  Charcos  de  Quesa

ENTRE POZAS, CUEVAS Y HUMEDALES
La excursión al salto parte desde el Parque de la Fuente en el mismo Chella. Ahí arranca el sendero hasta la poza, que en la zona es conocida como «la playa» y se sitúa a los pies de la cascada. La senda, al inicio abierta y luego cada vez más sinuosa y frondosa, acompaña pirmero hasta el salto y luego hasta su base. En el camino se encuentran cavidades en los laterales y oquedades en el suelo, muchas ocasionadas por la erosión del terreno y las filtraciones fluviales. Entre otras destaca la Cueva que Llueve, llamada así por las numerosas filtraciones de agua de la cascada que han ido modelado estalactitas y estalagmitas. Cerca de Chella, a 14 km, también se pueden admirar los Charcos de Quesa, una sucesión natural de balsas de agua.


Cuco refugio Canal Navarrès

Otra cueva de la zona es la del Turco de Chella, que en origen eran unos graneros originarios de cuando los bereberes colonizaron el territorio entre los siglos VIII al XIII; posteriormente, los musulmanes los usaron de refugio ante los cristianos. También se pasa junto antiguas naves ahora repletas de vegetación, un viejo molino y la zona conocida como El Paraíso, un pequeño humedal con mucha vegetación y un antiguo puente.


Chella

EL PUEBLO DE CHELLA
Chella, en el interior de la provincia de Valencia, es un municipio perfecto para una escapada de turismo rural y natural. El pueblo aún conserva su trazado de origen musulmán. Sobre las casas despunta la iglesia parroquial de la Virgen de Gracia, que fue reconstruida en el siglo XVIII tras un terremoto que sacudió la localidad en 1763. Sus tejas azules que coronan su campanario forman parte del paisaje del pueblo. En el pueblo abundan las fuentes como la del Abrullador y el Parque de la Fuente hay un lavadero tradicional.


Arte rupestre Canal Navarrès

EN UNA COMARCA CON ARTE RUPESTRE
El pueblo de Chella se localiza en la comarca La Canal de Navarrés, perfecta para el senderismo y con 8 municipios abrazados por la vasta plataforma tabular del macizo del Caroig. La zona ya fue habitada desde antiguo, como plasman diversas cavidades con arte rupestre como la Cueva de la Araña y los abrigos de Río Grande. La Comunitat Valenciana cuenta con cerca de 600 hallazgos, de los que más de 350 se hallan protegidos por la Unesco en el epígrafe Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica, como los que se hallan en la zona del macizo del Caroig, cerca de la poza y cascada del pueblo de Chella.


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EL PUEBLO MÁS FRÍO DE ESPAÑA ESTÁ EN EL ALTO TAJO
Situado en las puertas de este parque natural, es uno de los vértices del llamado 'Triángulo del frío'.
Foto Alex Newsletter
José Alejandro Adamuz
Periodista de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 17 DE JULIO DE 2024

Es uno de los pueblos más bonitos de Guadalajara y el más frío de España. Fue el 28 de enero de 1952 cuando los termómetros llegaron a marcar los -28,2ºC. Situado en el nordeste de la provincia, Molina de Aragón es uno de los vértices del 'Triángulo del frío'. Así la bautizó el periodista y divulgador Vicente Aupí en uno de sus libros. Los otros dos vértices están en Teruel capital y Calamocha. La topografía mesetaria y cierta extrema aridez ya denotan que se está en territorio gélido. Las colinas exhiben su desnudez, mientras que las vegas, repletas de extensos campos de cereales, destacan el matiz ocre que envuelve todo el entorno. Es, lo que se suele decir, un paisaje helador.


Molina de Aragón

Este último, precisamente, tiene el récord del pueblo más frío de España desde que el 17 de diciembre de 1963 registrara la temperatura mínima más baja en un lugar habitado, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología: los 30 grados bajo cero. Sin embargo, Molina de Aragón es el mejor candidato como pueblo más frío de España por sus mínimas de 3 grados y medio bajo cero que tiene de media a lo largo de los meses de invierno, además de las nevadas y heladas que suelen dejar en blanco la belleza de su conjunto histórico.


En verano, las temperaturas en este pueblo alcarreño no suelen bajar de los nueve grados centígrados, si bien en 2019 Molina de Aragón alcanó otro hito en cuanto a temperaturas bajas se trata: el 12 de junio alcanzó los 0,6 grados de mínima según informó la AEMET.

Más allá del posible (o no) atractivo del frío. Un imponente castillo, cuya magnitud aparenta ser superior a la totalidad del pueblo, se revela de manera sorprendente dependiendo del ángulo desde el cual se llegue a Molina de Aragón. Explorar este majestuoso pecio histórico implica sumergirse en su imponente grandeza y contemplar, desde su posición estratégica, las panorámicas de una localidad que se distingue asimismo por su histórico barrio judío y sus pintorescas iglesias.



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LA PISCINA NATURAL DE ÁVILA CON UN PUENTE ROMÁNICO Y UNAS 'HADAS ENCANTADORAS'
Rodeada de la naturaleza única de la Sierra de Gredos, las frescas aguas de esta poza tienen unas curiosas habitantes.
Foto MC
Mari Carmen Duarte
Colaboradora de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 19 DE JULIO DE 2024

El Pozo de las Paredes, una charca situada en el municipio abulense de Navacepeda de Tormes, es un lugar de ensueño que se ubica en la Garganta del río Barbellido, en el corazón de la Sierra de Gredos. Con sus aguas frías y su maravilloso entorno natural, es uno de los parajes más concurridos de la provincia de Ávila para deshacerse del pesado calor y darse un baño único en su poza de agua cristalina.



Tras atravesar el bonito pueblo de Navacepeda de Tormes - donde se encuentra una iglesia con una garra de oso en su puerta que esconde una curiosa historia - se llega al principio de una pista asfaltada estrecha de aproximadamente tres kilómetros que puede recorrerse en coche. Antes de llegar al Pozo de las Paredes, se cruza el río Tormes sobre un bello puente medieval y, finalmente, se deja ver la señal que indica la zona de aparcamiento.

La zona de baño de esta piscina natural está muy concurrida en verano, y el parking solo tiene un par de decenas de lugares habilitados, por lo que hay que ir temprano para poder disfrutar de la poza. Un corto paseo en el que ya se escucha el río desemboca en este paisaje único esculpido por la naturaleza durante millones de años.

El Pozo de las Paredes recibe su nombre de las grandes rocas que se levantan a lado y lado del río Barbellido, que unos metros más abajo se une al río Tormes en su viaje hacia el mar. La erosión del viento y el agua esculpió dos increíbles murallas de piedra de unos diez metros de altura que ponen coto a la piscina natural que se forma a sus pies. Entre ambas paredes, el puente románico del siglo XIII, alto pero pequeño, de un solo ojo, es transitable, también para vehículos, y tiene buenas vistas de Navacepeda de Tormes y de las montañas de alrededor.


Las aguas de esta piscina natural no son cálidas, ya que descienden de la Sierra de Gredos, con lo cual las temperaturas se acercan más a lo gélido. En ellas pueden verse truchas nadando, lo que indica el buen estado del río. El fondo tiene piedras, así que es importante llevar algún calzado apto para agua y tener cuidado con los saltos. A lado y lado hay grandes rocas planas que sirven tanto para bordear la piscina natural como para tumbarse a tomar el sol tras un chapuzón.

Además de un bar restaurante a un lado del río, abierto solo en verano, existe un merendero con mesas y bancos de piedra para comer y descansar. A una hora y media de camino se alcanza la fuente de los Majanillos, un bonito mirador del macizo central. A un kilómetro de la piscina natural también es posible incorporarse a la etapa 5 del GR-10 que cruza la sierra de Gredos.

A un sitio tan bonito no le podía faltar su propia leyenda, la de las Hadas Encantadoras, que se dice que habitan el fondo de la poza y que cada 23 de junio se dejan ver, acicalándose sus melenas con peines de oro a la orilla del río Barbellido.




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LA TEMIDA SEDE OLÍMPICA QUE ESTÁ A MÁS DE 15.000 KM DE PARÍS
El largo historial de accidentes la convierte en uno de los lugares más peligrosos del mundo para la práctica del surf.
Foto Alex Newsletter
José Alejandro Adamuz
Periodista de Viajes National Geographic

Asun Luján
Periodista Redactora Senior de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 19 DE JULIO DE 2024

A más de 15.000 km de París, Tahití, la mayor isla de la Polinesia francesa, acogerá las competiciones de surf de los Juegos Olímpicos de 2024, cuya ceremonia inaugural tendrá lugar el 26 de julio en un escenario de lo más inédito. Las imágenes de este paraíso del Pacífico que difundan las televisiones contrastarán enormemente con las localizaciones parisinas de las sedes olímpicas.

 
EL MURO DE CRÁNEOS DEL SURF
Este territorio francés de ultramar compuesto por 118 islas repartidas en cinco archipiélagos es un edén acuático, con playas de palmeras protegidas por arrecifes de coral y con montañas tapizadas de vegetación en el interior. En concreto, Teahupo'o, o Teahupoo, es una comuna asociada a la comuna francesa de Taiarapu-Oeste, ubicada en la subdivisión de las Islas de Barlovento, dentro de la colectividad de ultramar de la Polinesia Francesa. En resumen, Teahupo'o es una pequeña parte de la isla de Tahití.

Su nombre, que significa "muro de cráneos", se debe a un hito bélico acontecido hace mucho tiempo, una batalla entre distintos pueblos del este y oeste de Tahití que se saldó con la  aplastante victoria del oeste, liderado por el rey Teahupoo. Como símbolo de esa victoria, el rey ordenó construir un macabro muro de cráneos con las cabezas de los derrotados. Esta batalla, el muro y el rey Teahupoo acabaron por dar nombre a una de las olas más famosas del mundo... y terrorífica, una ola que ha atraído a los mejores surfistas internacionales para enfrentarse a su imponente fuerza. Un nombre que hace justicia al historial de accidentados que deja el paso de la ola de Teahupoo.



¿POR QUÉ SE FORMAN LAS OLAS DE TEAHUPOO?
En la playa de Teahupo'o se da una de las olas más potentes del planeta: rompe de izquierdas y puede superar los diez metros de altura. Pero no es la altura, como ocurre con las olas XXL de Nazaré, lo que la convierte en una de las olas más temidas y deseadas, al mismo tiempo, del mundo. El detonante de la formidable y brutal «ola de Teahupo'o» es la escasa profundidad del coral que precede a la playa. El arrecife actúa como barrera y frena de golpe lo que los surfistas denominan el swell (mar de fondo), el movimiento generado en alta mar que se transforma en olas. Este choque eleva el agua en moles verticales que solo los más expertos son capaces de surfear. Las consecuencias de un error pueden ser muy peligrosas, con cortes de diferentes grados en empeines y extremidades de los surfistas.

 

La organización de los Juegos Olímpicos trae consigo la polémica de sustituir la torre de madera de los jueces por una de aluminio, una obra que supondría perforar el arrecife de coral, porque, dijeron, de esa forma sería mucho más segura para los jueces de la competición. Sin embargo, el temor es que estos trabajos dañen para siempre, precisamente, el secreto de la ola de Teahupoo.



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LA CALA MÁS BELLA E INACCESIBLE DEL SUR DE TARRAGONA
Para llegar hasta ella hay que caminar unos 50 minutos, siguiendo una ruta de senderismo entre pinos, pero al llegar aguarda un pequeño paraíso playero en forma de cala.
Foto Alex Newsletter
José Alejandro Adamuz
Periodista de Viajes National Geographic

ACTUALIZADO A 20 DE JULIO DE 2024

 Aunque la Costa Daurada es conocida por sus playas extensas de arena fina y suave entrada al agua, también guarda alguna que otra sorpresa más salvaje en su litoral. L'Ametlla de Mar es el epicentro de esta galaxia playera tan sorprendente. Este pueblo al sur de Tarragona es perfecto para quienes tienen una idea de playa que trasciende a la imagen del típico arenal urbano junto a un concurrido paseo marítimo. Quienes buscan algo más, encuentran aquí un pueblo con una sorprendente colección de calas y playas salvajes.

JUEGO DE CONTRASTES
Una de ellas es cala Roca de l'Illot. Se encuentra a solo unos 5 km al sur del municipio y, sin embargo, uno tiene la sensación de estar tan lejos del desarrollo turístico tradicional que puede sentirse el protagonista de su propia película de aventuras.

 

https://www.youtube.com/watch?v=uKSNQ8dUF4s

Las playas más bonitas de la costa de Tarragona
La Roca de l'Illot es una diminuta cala de guijarros rodeada por un roquedal de tonos rojizos por el que se descuelgan los pinos como si quisieran rozar el mar turquesa con sus ramas. En este juego cromático, destaca el islote que le da nombre, emergiendo potente en un costado, elevando el paisaje playero a la altura del escenario bucólico. Toda una belleza agreste para disfrutar, eso sí, sin el acomodo de chiringuitos y otras instalaciones. A aquí se llega simplemente para disfrutar de la naturaleza en estado puro, ese es el privilegio de poder disfrutar de un rincón salvaje en pleno epicentro de la Costa Daurada.

El islote rocoso separa la playa en dos. Pero cuando llega la marea baja, se une a tierra firme por una pequeña franja de arena blanca y fina que forma un delicado tómbolo. A través de él se accede entonces a la otra parte de la playa, que es más arenosa y espaciosa. La costa rocosa, el remanso de agua cristalina en que se convierte aquí el mar, hacen de cala Roca de l'Illot un lugar perfecto para sacarle el polvo a las gafas de snorkel.


¿CÓMO LLEGAR A CALA ROCA DE L'ILLOT?
El único condicionante es que llegar hasta aquí no es tarea fácil. Hay que seguir el sendero GR-92, el de mayor recorrido del Mediterráneo, que va de Cataluña hasta Andalucía, bordeando toda la costa. En concreto, hay que transitar por el magnífico camino de ronda que conecta la Ametlla de Mar y el Perelló. Un tramo repleto de calas de roca y arena que transcurre sobre acantilados no muy elevados pero rodeados de pinos y de matorral mediterráneo. El aroma a resina se aúna con el de la sal del mar y, al rato de caminar, al fondo se empieza a divisar la silueta de L'Illot. Entonces, ya solo queda disfrutar del entorno.


Pero para los más perezosos a la hora de andar, aquí tienen una forma mucho más sencilla para llegar: en coche se toma el camino rural a la altura de l'Atmella de Mar que va paralelo a la AP7 y llega hasta el aparcamiento de Punta Àliga (otra muy recomendable opción de playa). Desde allí tocará caminar unos diez minutos (imprescindible llevar buen calzado).


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